Left to die en Buenos Aires: El legado de Chuck Schuldiner en Scream Bloody Gore y Leprosy

El pasado 17 de enero, en Uniclub se vivió un auténtico espectáculo en honor al death metal, cuando Left to Die, la banda tributo que reúne a dos exmiembros de la icónica banda Death, ofreció un show memorable. La formación, compuesta por Rick Rozz (guitarra) y Terry Butler (bajo), junto a Matt Harvey (voz y guitarra) y Gus Ríos (batería), rindió homenaje a los álbumes de los que fueron parte, Leprosy y Scream Bloody Gore, llevando a los fanáticos en un viaje directo a las raíces del género.

Una apertura que marcó el tono


Aunque las puertas abrieron con un leve retraso, a las 19:20, el ánimo del público ya estaba a tope. La noche comenzó con Brutal Perception, que subió al escenario a las 19:45. La banda ofreció un set cargado de energía, destacándose por su brutalidad técnica y una conexión inmediata con el público. Con riffs pesados y una batería implacable, dejaron en claro que estaban allí para calentar motores de manera contundente. Con un filosísimo set de Brutal Death Metal lleno de riffs con tritonos y tremolo picking, blastbeats constantes y una aplanadora pared de sonido proveniente de su impecable ejecución, hicieron vibrar el Uniclub con un setlist que incluyó canciones como “Ataraxy”, “Corpse & Recorpse”, “The inconvenience”, “Panoptik”, “Regurgitating”, “Monolith”, “Synchrotron” y “Akerbeltz”.


A las 20:30 fue el turno de Corrossive, quienes llevaron la intensidad un nivel más arriba. Su sonido agresivo y una puesta en escena sólida fueron el puente perfecto hacia lo que sería la explosión principal de la noche. Ambas bandas locales demostraron un nivel altísimo, con estilos que se alinearon perfectamente con la propuesta de Left to Die, dejando en claro que la escena nacional tiene un gran futuro.



Left to Die: un tributo que estremeció

Puntualmente a las 21:15, Left to Die tomó el escenario, desatando la euforia de los presentes con los primeros acordes de "Leprosy", tema que dio inicio al setlist. Lo que siguió fue un repaso impecable del álbum Leprosy completo, con canciones como "Born Dead", "Forgotten Past" y "Left to Die" que resonaron como verdaderos himnos entre los fanáticos del género.


La banda mostró una química impresionante, con Rick Rozz deslumbrando en la guitarra con su estilo único, y Terry Butler marcando el pulso con un bajo imponente. Matt Harvey estuvo impecable en la voz y guitarra, recreando la ferocidad de Chuck Schuldiner con respeto y precisión, mientras que Gus Ríos mantuvo una batería explosiva y precisa que cimentó el sonido aplastante de la banda.

Escuchar Leprosy interpretado en su totalidad durante el show fue un momento trascendental. Cada tema, desde la apertura con la devastadora "Leprosy", pasando por himnos como "Born Dead" y "Open Casket", hasta "Choke on It", transportó a los presentes a la época dorada del death metal. El álbum, con sus letras que exploraban temas oscuros y existenciales, y su sonido implacable, sigue siendo tan relevante y poderoso hoy como lo fue en su lanzamiento.


La interpretación íntegra del disco fue un acto de respeto y fidelidad a la obra original. La energía y el virtuosismo que la banda imprimió en cada tema, combinado con la euforia de un público que coreó cada palabra, convirtieron el show en una experiencia única e inolvidable. Para muchos, Leprosy no es solo un álbum, sino una declaración artística que ayudó a moldear un nuevo tipo de música dentro del metal, más visceral y crudo que serían la piedra angular para muchas bandas. Revivirlo en vivo fue un tributo al impacto inmortal de Chuck Schuldiner y Death.


El setlist también incluyó joyas de Scream Bloody Gore, el icónico álbum con el que comenzó la leyenda. Canciones como "Infernal Death", "Regurgitated Guts", "Zombie Ritual" y "Evil Dead", dejando en claro el impacto de este álbum en la historia del death metal. Sin embargo, la ausencia de temas como "Scream Bloody Gore", "Denial of Life", "Mutilation" y "Baptized in Blood" fue un punto que algunos fanáticos lamentaron (y me incluyo), ya que habría sido el complemento ideal para cerrar un homenaje perfecto.


Un público que lo dio todo

El público respondió a la altura del evento. Desde los primeros acordes, la sala se convirtió en un caos controlado de mosh pits, circle pits y crowd surfing. La energía fue constante durante todo el show, con los fanáticos coreando cada letra y mostrando su devoción por la música de Death.


Un sonido impecable y una noche inolvidable

El sonido fue de altísimo nivel, tanto para las bandas locales como para el acto principal. Cada instrumento se escuchó con claridad, permitiendo que la brutalidad y la técnica de las canciones brillaran en todo su esplendor. Left to Die cumplió con creces su misión de homenajear a Death, recreando la esencia de los álbumes y entregando un show que quedará en la memoria de todos los presentes.

Aunque habría sido ideal incluir algunos temas más para completar ambos álbumes, la calidad del show superó todas las expectativas. Fue una noche en la que se celebró la grandeza del death metal y el legado de Chuck Schuldiner, demostrando que su música sigue viva en los corazones de los fanáticos.

 

Crónica por Andrés Ortiz

Fotografías por Carlos Daly

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