Brutalidad sin concesiones: Suffocation en El Teatrito



La noche del martes 15 de abril tocó volver a nuestros hogares (o en el de amigos) sin energías pero con muchos moretones nuevos, pues el regreso de Suffocation a Argentina fue de las fechas mas brutales del mes. 


Inicialmente programado para llevarse a cabo en Uniclub, el show tuvo que mudarse a El Teatrito debido a la excelente venta anticipada de entradas. La decisión no solo reflejó la expectativa del público local por ver a una de las leyendas del death metal técnico, sino que también permitió disfrutar del recital en un espacio más amplio, con un sonido a la altura del despliegue brutal de la banda.

La velada comenzó con una sala que fue llenándose progresivamente de metalheads de todas las generaciones. Desde los más jóvenes hasta veteranos curtidos en la escena, todos sabían que estaban por asistir a un ritual extremo. Tres fueron las bandas locales encargadas de abrir la noche. Todas llevan tocando desde hace más de una o incluso dos décadas, son caras conocidas dentro de la escena metalera local y muchos de los presentes en el público son amigos cercanos de cada una de ellas.


A las 19:10, apenas diez minutos después de que se abrieran las puertas para los primeros fans, Exterminio sube al escenario y nos entrega una actuación demoledora, acompañada por un juego de luces impecable que realza aún más sus riffs enfermos y patrones de batería intensos.

A las 19:50 es el turno de Buena Muerte, que interpreta temas de su primer LP y de su EP debut, y aprovecha la ocasión para presentar a su nueva formación.


Y finalmente, a las 20:30, Lesa Humanidad cierra el bloque de apertura con una presentación explosiva, sonando mejor que nunca. Fue un show prolijo, con un sonido poderoso y una ejecución impecable de principio a fin.

Tras una espera de 30 minutos aproximadamente, se apagaron las luces y sonó el primer riff de “Seraphim Enslavement”. En ese preciso momento quedó claro que Suffocation no venía a dar concesiones. El tema, de su último disco Hymns from the Apocrypha, abrió con precisión quirúrgica una jornada de blast beats y guturales que no dio respiro. Le siguió la devastadora “Thrones of Blood”, con un groove aplastante que encendió los primeros pogos cerca del escenario.


El setlist continuó con “Jesus Wept”, uno de los clásicos más coreados por los fans. Su combinación de riffs frenéticos y secciones densas fue recibida con gritos, cuernos en alto y un wall of death espontáneo. El vocalista Ricky Myers, sólido y carismático, tuvo una performance impecable. La seguidilla “Dim Veil of Obscurity” y “Effigy of the Forgotten” fue un guiño perfecto a la historia de la banda, mezclando nueva potencia con aquel sonido crudo y pionero que sentó las bases del brutal death metal en los 90.


El centro del show fue ocupado por temas del nuevo disco, como “Hymns From the Apocrypha” y “Perpetual Deception”, donde se lucieron los juegos entre tempos complejos, los solos afilados y la maquinaria perfectamente engrasada que son Terrance Hobbs y Charlie Errigo en guitarras. El bajo de Derek Boyer fue, como siempre, una muralla invisible de groove, y la batería de Eric Morotti, una exhibición de técnica sin fisuras.


El tramo final fue directamente una clase magistral de violencia sonora. La tríada “Liege of Inveracity”, “Catatonia” y “Infecting the Crypts” fue la culminación de una noche de culto. Con “Liege…” el mosh se volvió incontrolable, mientras que con “Infecting…” llegó el momento de la catarsis colectiva. Los fans se lanzaban al stage diving, cantaban cada riff y rompían el suelo a puro pogo.


A lo largo del show, Suffocation demostró que sigue siendo una fuerza imparable dentro del metal extremo. El sonido en El Teatrito fue demoledor, con una mezcla clara y potente que permitió apreciar tanto la técnica como el peso de cada ejecución. Hubo un respeto palpable entre banda y público, una comunión que se tradujo en sudor, gritos y una entrega total desde ambos lados del escenario.




Una noche inolvidable, cargada de historia, presente y brutalidad sin adornos. Suffocation volvió a Argentina con hambre, y el público respondió como solo el under metalero sabe: con devoción, caos y amor por la música más extrema.


Cronica redactada por Ortiz Andrés

Fotografías tomadas por Romina Gillón

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