"La Renga en La Plata: Música y solidaridad en un show histórico"

La previa: el fuego se enciende desde temprano
En medio de una coyuntura nacional cargada de incertidumbre, ajustes y falta de respuestas desde arriba, La Renga volvió a hacer lo que mejor sabe: poner el cuerpo. Y no sólo en el sentido metafórico. En cuestión de días, la banda armó un recital a beneficio para los hospitales de Bahía Blanca, afectados por la catástrofe climática. Asi que este 12 de abril no fue una fecha más para el rock argentino, las entradas se agotaron enseguida y la banda, como respuesta, decidió transmitir el show en vivo por YouTube para seguir recaudando.


Desde horas antes del comienzo, el playón del Estadio Único Diego Armando Maradona empezó a vestirse con su ritual sagrado: las banderas colgadas, las columnas de gente que llegaban desde todo el país, las guitarras criollas sonando en las esquinas, las remeras negras con las estampas eternas. El aguante. La hermandad. El fuego.
Ese fuego se alimentaba de algo más que la música: era la causa. Era la solidaridad pura y sin intermediarios. “Esto va para los hospitales”, diría más tarde Chizzo. “Acá está el pueblo argentino, carajo”.

Un comienzo visceral: rugen los motores
Pasadas las 21:30, La Renga subió al escenario como una patada en el pecho. Y lo hizo con un arranque brutal: "Tripa y Corazón". El riff clásico, la batería marcial de Tanque, la voz filosa de Chizzo: todo sonó como una declaración de principios. “¿Qué sabés de salir con el alma hecha un puño a pelear?”, dice la letra. Imposible elegir una mejor carta de presentación para esa noche.

Siguió "A tu lado", una joya de Pesados Vestigios que emocionó hasta las lágrimas. Y casi sin respiro, "Buena pipa" le puso groove y aire a los cuerpos calientes. Pero fue con "El twist del pibe" que el estadio estalló en pogo colectivo. Un clásico de Despedazado por mil partes que nunca falla y que sella el pacto entre la banda y su gente: estamos todos en la misma.

Setlist y momentos destacados: rock sin freno


La lista de canciones fue tan extensa como precisa. No hubo tema de relleno. Cada uno cayó como una piedra preciosa en medio del barro.


"A la carga mi rocanrol" y "Motoralmaisangre" trajeron la velocidad y el filo. Con "Buena ruta hermano" llegó el momento de abrazarse y mirar al de al lado con complicidad. “Nos vemos en la próxima estación, hermano de la vida”. Nada más que decir.

"Corazón fugitivo" mantuvo la llama encendida con su poesía urgente. Y cuando sonó "Parece un caso perdido", los gritos fueron unánimes: ese riff ya es patrimonio del pueblo renguero. La potencia siguió con "Ese lugar de ninguna parte" y "Cuándo vendrán", con Chizzo agitando con el puño en alto.


La seguidilla de "Negra es mi alma, negro mi corazón" y "Hay un tirano que es para vos" fue una cachetada directa. Si alguien tenía dudas sobre el carácter combativo del show, en ese momento quedaron disipadas.


Un mensaje combativo: entre la bronca y la esperanza
Antes de arrancar el encore, Chizzo bajó del pedestal del rockero y se volvió una vez más uno más del pueblo. Tomó el micrófono con furia contenida y dijo:
"A todos los que laburaron desinteresadamente para esto, yo creo que el pueblo de Bahía les va a estar muy agradecido. Esto va para los hospitales... ACA ESTA EL PUEBLO ARGENTINO CARAJO, poniendo el hombro. Si no fuera por ustedes ¿Qué pasaría? LA PUTA MADRE. ACA ESTAN LOS VERDADEROS LEONES".


Unos segundos de silencio. El estadio entero rugió. Y entonces sonó "Panic Show".
La elección no fue casual. En plena era Milei, el tema recupera un filo político que cobra nuevas capas de sentido. La letra que antes sonaba como una declaración de identidad ahora suena como un grito de resistencia.

Cabe destacar que tras "Panic Show" la banda tenía previsto tocar "Hielasangre", pero fue descartada a último momento. Aun así, el golpe estaba dado.


Solidaridad y reconocimiento


Durante la jornada, La Renga fue reconocida como Visitantes Ilustres de La Plata, un gesto simbólico pero potente que llegó por parte del intendente. Fue una forma institucional de reconocer lo que ya se sabía: La Renga no es solo una banda, es un actor social, una herramienta de transformación. El propio Chizzo Nápoles agradeció públicamente al Corcho Rodríguez por financiar el recital, sin el cual nada hubiera sido posible.

Además, la transmisión por YouTube permitió que miles de personas que no consiguieron entrada pudieran vivir la experiencia en vivo, al mismo tiempo que seguían colaborando con la causa. Una muestra más de cómo se puede organizar desde abajo y con sentido colectivo.

El cierre: libertad en carne viva
El tramo final del show fue una catarata de emociones: "La razón que te demora", "El rey de la triste felicidad", "El viento que todo empuja", "El juicio del ganso", "Oscuro diamante", y esa gema inmortal que es "El final es en donde partí". Pero todo eso fue apenas la antesala de lo inevitable: "Hablando de la libertad".

Y ahí sí, la misa pagana encontró su clímax. Las luces bajaron, las pantallas mostraron imágenes de lucha, de memoria, de resistencia. Y el público, ese pueblo que canta hasta romper la garganta, hizo su parte.

La Renga no solo dio uno de los mejores shows del año. Nos recordó que el rock puede y debe ser un canal de expresión, una trinchera y un refugio. Porque cuando todo arde, ahí están ellos. Como siempre. Con el corazón en llamas y el alma rugiendo.


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